¿Qué es una carencia de progesterona?

La progesterona es un progestágeno producido por el cuerpo lúteo durante la fase lútea. Una carencia de progesterona se debe, por ejemplo, a la ausencia de ovulación. La carencia de progesterona es, por tanto, fisiológica durante la menopausia. La ovulación también puede no producirse debido a afecciones ginecológicas subyacentes como el síndrome de ovario poliquístico, el estrés, el bajo peso o diversos medicamentos. Si el cuerpo lúteo es débil, se produce la ovulación, pero el cuerpo lúteo restante no puede producir suficiente progesterona. El hipotiroidismo también puede provocar una falta de progesterona. Las afectadas que deseen tener hijos deben consultar a su médico con especial atención para asegurarse de que el óvulo fecundado pueda implantarse. En la mayoría de los casos, una carencia de progesterona va acompañada de una dominancia estrogénica relativa, ya que la proporción entre progesterona y estrógenos se desplaza. Por el contrario, una dominancia absoluta de estrógenos puede provocar una carencia de progesterona.

¿Qué síntomas indican una carencia de progesterona?

La función más importante de la progesterona en el ciclo mensual es formar y desarrollar el revestimiento del útero para que el óvulo fecundado pueda implantarse y sobrevivir. La progesterona también calma el tejido para que disminuyan las contracciones uterinas, el óvulo no sea rechazado y se mantenga el embarazo. Por ello, uno de los signos más evidentes de la carencia de progesterona es el deseo insatisfecho de tener hijos. La progesterona también tiene un efecto calmante sobre otros órganos y se considera ansiolítica. Por tanto, los síntomas de la deficiencia de progesterona también pueden incluir trastornos del sueño, dificultad para concentrarse o cambios de humor. Como la carencia de progesterona suele ir acompañada de una dominancia de estrógenos, también pueden aparecer los síntomas clásicos del síndrome premenstrual.
Durante la menopausia, la carencia de progesterona provoca síntomas clásicos como sofocos, trastornos del sueño, cambios de humor, aumento de peso no deseado, sequedad de la piel y de las mucosas.